Una boda llena de luz, de esa luminosidad que confiere un día claro de poniente suave de finales de verano en Tarifa. Unos novios desbordantes de juventud y felicidad han sellado su unión en este pueblo que mira al mar, en una fortaleza califal presidida por Guzmán El Bueno y respaldados por una isla bañada por el mediterráneo y el atlántico.
Ellos son alegría y complicidad y, junto al precioso retoño fruto de su amor, unieron sus almas y corazones ante su familia y amigos y me regalaron unos momentos muy emotivos y divertidos.
Desde luego tenemos mucha suerte de documentar momentos tan bonitos en la vida de personas igual de bonitas.